Leopoldo Abadía aborda los temas de la actualidad económica en su libro El bitcoin y otros misterios del mundo actual, que presentó el pasado 31 de octubre en la sala Ámbito Cultural del Corte Inglés de Zaragoza. A sus 85 años, con 12 hijos y 50 nietos, el autor más joven que los jóvenes consigue aclarar de manera fácil aquello que se le resiste a todo el mundo.
- ¿Qué es el bitcoin?
-Para que nos entendamos tú y yo, podemos decir que es una moneda, aunque luego te diré que yo creo que no es una moneda. ¿Por qué te digo que es una moneda pero no lo es? Porque, por ejemplo, el euro es una moneda; tú tienes 100 euros, los guardas y al día siguiente seguirás teniendo 100 euros. Igual su valor respecto al dólar ha subido o ha bajado un poco, pero siguen siendo 100 euros. Sin embargo, tú tienes un bitcoin que hoy está a 5.500 euros, pero mañana puede estar a 10.000 euros o a tres euros. ¿Si tienes tres bitcoins puedes decir que eres rica? Pues depende. Por eso digo que podemos decir que es una moneda, pero sabiendo que tiene esas connotaciones que hacen que dude.
- ¿Por qué su valor varía tanto?
- Eso es algo que me he preguntado mucho y tengo mucho mérito en intentar entenderlo. Lo que yo creo es que ahora mismo hay mucha liquidez, porque el Banco Central Europeo ha soltado dinero a chorro a interés cero. Entonces, cuando los inversores potentes empiezan a pensar en qué invierten, lo hacen en una serie de cosas, y luego destinan una parte a lo que ellos llaman activos de alto riesgo, es decir, cosas que si van bien pueden pegar el estallido y si van mal se hunden. Yo considero que el bitcoin lo están tratando como activo de alto riesgo, con lo cual si muchos inversores compran, el bitcoin sube, pero si mañana uno de ellos empieza a venderlos y otro también empieza a venderlos y así sucesivamente, el bitcoin baja. Como es una cosa que está fuera de nuestro alcance, puede ocurrir de todo.
En mi libro pongo un ejemplo de un señor que vendió un piso en Tarragona por 40 bitcoins. El bitcoin estaba entonces a 13.750 euros, con lo cual vendió el piso por 550.000 euros. La semana siguiente a la venta el bitcoin bajó a 7.232 euros, de manera que el vendedor perdió 260.000 euros en una semana. Por eso es una moneda con la que hay que tener cuidado. Hay un holandés que dice: “llámenle criptotoken, criptoactivo, como quieran, pero no le llamen moneda, que eso no es una moneda”.
- Entonces no recomiendas invertir en bitcoins.
- No, en absoluto. Lo que recomendaría es que si tienes 100 euros, los cojas, compres bitcoins y los guardes. Vas mirando a cuánto está el bitcoin y, si de repente ves que está al doble, los vendes corriendo. Te diría que si tienes mucho dinero para invertir no lo hagas en bitcoins, pero sí un poquito, una cantidad que si la pierdes no pasa nada, pero si no la pierdes igual pegas el estallido. Eso es lo que haría yo.
Editorial: Espasa
Edición: rústica / ebook
Precio: 19,9 / 10,99 euros
- Si una de las principales características de los bitcoins es que se elimina al tercero (que normalmente es el banco) en las transacciones económicas, ¿cómo se garantiza la seguridad?
- La seguridad está garantizada por los 11.707 testigos. Es decir, si yo ahora te hago a ti una transferencia a través de una caja de ahorros, diríamos que hay tres partes: yo, que te mando dinero, tú, que lo recibes, y la caja de ahorros, que es la que hace la operación y además certifica que yo te lo he mandado y tú lo has recibido. Todo eso lo pone en el Libro Mayor, que es donde se recogen todas las transacciones, la que tú y yo hemos hecho y otras miles, pero tú y yo solo tenemos acceso a esa porque ya hay una entidad que garantiza que aquello se ha hecho y que cobra la correspondiente comisión.
Con los bitcoins, yo te mando esa transacción pero lo hago directamente, sin caja de ahorros. ¿Y quién lo garantiza? Pues 11.707 ordenadores que hay por todo el mundo, que los llaman nodos. Buenafuente suele decir siempre: “será por nombres”, pero así se llaman. Son los nodos los que garantizan que la operación se ha hecho, a través de un Libro Mayor que tienen todos ellos y en el que están todas las transacciones, con lo cual no hace falta un banco ni un notario. En este Libro Mayor no dice “Leopoldo Abadía ha mandado este dinero a X”, sino que tú tienes un código y yo tengo otro, y estos 11.707 certifican que hemos efectuado esa operación. Esto a los bancos no les hace mucha gracia, a los notarios tampoco, pero hay otros a los que sí. Hoy me preguntaban si esto facilita la transparencia, y sí, pero también facilita la corrupción.
- De hecho, en tu libro comentas que un narcotraficante estaría feliz con los bitcoins.
- Claro, el narcotraficante mete unos cuantos millones en un cajero automático -que, por cierto, dicen que hay treinta pero no sé dónde están- y ese dinero puede estar en Colombia en el acto. Luego igual en Colombia no lo sacan inmediatamente para convertirlo en dólares, porque alguien le puede preguntar al colombiano en cuestión que de dónde ha salido ese dinero, pero realmente el tema es facilísimo.
- ¿Crees que el bitcoin va a revolucionar la manera de entender las transacciones económicas?
-No sé contestarte a esa pregunta. Es cierto que es algo revolucionario, ahora que lo he entendido, -aunque entre comillas- puedo decir que es algo muy serio. Tal vez en el momento en el que nos habituemos a ir al cajero automático y utilizar los bitcoins eso puede suponer una revolución, pero en este momento parece que representan muy poco de la economía mundial. Por eso digo que quizás revolucione la economía, pero no puedo afirmarlo.
- Otro de los temas que tratas en tu libro es el conflicto catalán. ¿Por qué decides incluirlo dentro de estos misterios del mundo actual?
- Porque es un misterio (risas). Artur Mas dijo hace unos cuantos años: “emprendemos el viaje hacia lo desconocido”, y el número dos de su partido dijo: “los empresarios hacen esto también, emprender el viaje hacia lo desconocido”. Y hombre, no, el empresario va a lo desconocido pero intenta conocer algo antes, mientras que ellos no. En el libro lo he incluido a modo de diario, lo he ido contando por semanas, y me han salido 36, pero podría escribir otro libro sobre el tema mañana mismo. Yo creo que en este asunto han tenido la culpa todos, pero fundamentalmente los catalanes, los catalanes que han dado el golpe de Estado, porque esto es un golpe de Estado muy serio. Se está ocultando que reprueban al Rey, que el Tribunal Supremo un día dice blanco y el otro negro con una paz tremenda, que ha habido una serie de cosas que hacen pensar que están atacando por todas partes. El tema del traslado de la tumba de Franco a mí me parece una anécdota idiota, porque ha hecho que nos enteremos de dónde estaba enterrado Franco, además de que al Valle de los Caídos iban cuatro gatos y ahora si lo entierran en la Almudena habrá tours para ir y todos iremos allí.
Pero, volviendo al tema, me parece que esto es un golpe de Estado serio que además está basado en la mentira, por eso he titulado al tema “Catexit, brexit y la posverdad”, porque la posverdad es el nombre moderno que se le da a la mentira. Yo te miento a ti y tú me dices: “oye, me has mentido”, pero yo te digo que no, que te he dicho una posverdad, y tú piensas: “qué tonta debo ser yo que me ha parecido que me ha mentido”. Donald Trump es el rey de la posverdad, a la que también llaman hecho alternativo. Si yo te digo que de día hay sol y tú sales y es de noche, resulta que es un hecho alternativo. Y todo esto del catexit está basado en la posverdad; te cuentan hechos históricos que son falsos, están creando una serie de órganos que son increíbles, hay un señor que es el presidente que está en Waterloo y luego otro que dice que es el presidente que obedece aquí e insulta a los españoles. Pero, contestando a la pregunta, lo he incluido aquí porque en el libro he tratado los temas que me interesaban. Sobre el catexit tengo muchas cosas escritas, es algo que actualizo todos los días, lo que pasa es que en el momento que acabas el libro se ha quedado ya desactualizado.
- Como economista, ¿tú dirías que la salida de Cataluña de España es viable o que no?
-Yo creo que viable sí es, pero la salida de Cataluña, la de Aragón y la de la Puebla de Alfindén, todo es viable, lo cual no quiere decir que sea bueno. Me parece algo tan innecesario... Para empezar está el tema económico. Hace unos tres años, Artur Mas fue a Rajoy con un documento que contenía 45 peticiones, de las cuales 43 eran económicas, es decir, fáciles de resolver, porque lo económico se resuelve muy fácil; pero Rajoy se lo calló, se guardó el documento y no le contestó. Es una pena, porque yo algo que digo siempre -que es una pequeña bobada, pero van por ahí las cosas- es que el conflicto catalán se resolvería en dos fases de una semana y tres meses, por ese orden.
En primer lugar, en una semana se reúnen en un parador de segunda categoría dos empleados de tercer nivel, uno del Ministerio de Economía y el otro de la Generalitat, sin móviles, sin televisión, sin prensa, sin nada de nada, con una calculadora y unas hojas en blanco. Uno de ellos empieza diciendo: “bueno, ¿cuánto te he robado yo?”, “tú me has robado esto, ¿y yo a ti cuánto? Vamos a discutirlo”. Y en una semana sin salir del parador llegan a un acuerdo seguro. Después, al salir, dicen: “resulta que este me debe tantos millones y hemos quedado en que lo pagará en 30 años con tal interés”, y se acabó.
Por otra parte, los tres meses es porque ahora nos ha dado por que hay que cambiar la Constitución. Lo que yo pienso es que si yo voy a un negocio que tenía mi abuelo y encuentro un documento escrito por él hace 40 años, lo leo y lo reviso, seguramente haya que cambiar algo porque se habrá pasado de moda. Y eso es lo que pasa con la Constitución, por eso digo que también haría falta que se reunieran tres meses en un parador, seis u ocho personas, entre las cuales tendrían que estar los tres padres de la Constitución que aún viven: Miquel Roca, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y José Pérez-Llorca, que son unas cabezas potentes y saben lo que es una Constitución. Porque cuando llega este mozo, Pedro Sánchez, y dice que hay que cambiar la Constitución urgentemente es para decirle: “no, cálmate”. Yo creo que no hay que cambiarla, pero eso ya es otro tema, pero si queremos cambiarla vamos a hacerlo bien. Lo que pasa es que el 80% de la gente de ahora no había nacido cuando se hizo la Constitución, por eso dicen que no es su Constitución, pero bueno, los Diez Mandamientos también nos cogieron a todos antes de nacer y son válidos, para todos, no solo para los católicos: no matar, no robar... Entonces, si yo digo que cuando yo nací ya estaba en marcha aquello, a partir de ahora le pego una puñalada al tío que pasa por mi lado (risas). No, hombre, no, lo que es válido, es válido. Y con un ejemplo mucho menos elevado, la Constitución americana creo que tiene 200 años, hacen enmiendas de vez en cuando, pero sigue estando vigente.
- Este 2018 se cumplen diez años de la caída de Lehman Brothers. ¿Qué dirías que hemos aprendido desde todo aquello?
-No lo sé, porque la respuesta es nada, pero supongo que algo habremos aprendido. Ahora acabo de estar en televisión y me han puesto unos cortes de señoras diciendo que hay que gastar con la cabeza y no con los pies. Si esa idea se ha transmitido a todo el mundo, hemos mejorado, pero tampoco lo tengo claro. Una cosa que creo que hemos aprendido es la austeridad; en estos momentos, con los apretones que ha habido para reducir el déficit, la gente se ha vuelto más austera. A los de mi generación siempre nos dicen que nosotros éramos más austeros, pero claro, móvil no había, televisión no había, en gasolina no gastábamos porque no teníamos coche, entonces así cualquiera. Estamos mucho mejor ahora, pero creo que tenemos que aprender a gastar con la cabeza. Los bancos están muy atornillados ahora, con lo cual la facilidad de crédito considero que ha bajado.
Sin embargo, una cosa que no han aprendido los políticos es la diferencia que hay entre lo político y lo técnico. Siempre dicen: “esto es un asunto técnico”, pero hombre, es que todo lo político cuesta dinero, como cualquier cosa. Yo creo que una cosa que hay que aprender es que todo cuesta dinero; por ejemplo, ahora ha aumentado el gasto social en los Presupuestos Generales del Estado en 5.678 millones, animado por Podemos. La Vanguardia el otro día publicaba la noticia y debajo ponía: “se aumentan los impuestos”; pues claro, hasta 5.678 millones. Eso no sé si lo hemos aprendido, pero hay que aprenderlo, porque se puede gastar todo lo que nos dé la gana, pero sabiendo que cuesta dinero.
- ¿Cómo se organiza uno con doce hijos y cincuenta nietos?
- Es como manejar una empresa. Cuando mi mujer y yo nos casamos, ella estaba estudiando Medicina, aquí en Zaragoza, y estaba en cuarto curso. El día que me dijo que sí me dijo que primero tenía que acabar la carrera, y yo pensé: “cuarto, quinto, sexto, la especialidad...”. A día de hoy aún seguiríamos siendo novios (risas). Pero al cabo de quince días me dijo que había dejado la carrera, y desde entonces, aunque no nos reunimos para decidir cómo nos repartíamos el trabajo, hicimos muy buena conciliación. Siempre digo que mi mujer se quedó de directora general, responsable de recursos humanos, administración y finanzas y aprovisionamiento y logística, mientras que yo era el director comercial para traer pedidos a casa. Así nos ha ido muy bien, ella ha administrado todo perfectamente bien y yo he procurado traer a casa todo el dinero que he podido. He traído mucho, pero claro, no queda nada, porque con toda esa gente, lo que comen, doce colegios, doce carreras... Pero aún así han salido. En este momento presumo mucho, pero realmente yo ya no me ocupo de ellos. Ahora tengo tres nietos viviendo en mi casa, uno que está estudiando en Barcelona y dos que están trabajando porque sus padres viven fuera, así que ahora sí que estoy tratando a los nietos y veo que hay cosas en las que no les entiendo en absoluto.
Pero saco tiempo para trabajar siempre, soy bastante disciplinado. Yo trabajo en mi casa todos los días y mi mujer también, tenemos dos pisos empalmados y cada uno tiene su despacho. Trabajo por la mañana, desde las diez y media hasta las dos y media, más o menos, y por la tarde vuelvo a trabajar pero un poco menos, echo la siesta y sobre las cinco y media me pongo a trabajar durante un par de horas. Ahora trabajo hasta que me canso, cuando me canso lo dejo y ya está. Y así es como voy haciendo los libros y los artículos semanales, que esa es otra. Lo que más me cuesta es el tema, porque tengo dos artículos semanales y uno mensual y llega un momento en que no sabes sobre qué escribir. Sobre el catexit llevo ya 42.
- ¿Te quedan otros misterios del mundo actual para próximos libros?
-Sería cuestión de ponerme un rato con mi hijo Gonzalo y sacaríamos seis más mañana mismo, pero como Espasa todavía no me ha dicho nada, no me he puesto. Yo creo que este año no sacaré ningún libro, porque en diez años he escrito once, es un ritmo bastante agitado. Nunca había escrito nada y ahora de repente me presentan como “Leopoldo Abadía, escritor”. Yo me parto de risa, si supieran la verdad... (risas).
Sandra Alquézar es Graduada en Periodismo por la UZ. Trabaja en la sección digital de El Periódico de Aragón y colabora en Redaragon. Lectora voraz, escritora aficionada, consumidora incansable de música y cinéfila.
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