Ángel Zero presentó el pasado miércoles, 20 de diciembre, su segundo poemario: Cicatrices, en la sala Ámbito Cultural del Corte Inglés. El libro es un repaso de sus heridas, de sus fantasmas emocionales, que nos lleva a pensar que después de cada fracaso siempre hay un nuevo comienzo, que todos los finales acaban siendo principios.
- Tu cuenta de twitter nos recibe con un tweet fijado desde marzo: "A veces apetece pasar página, pero asusta encontrarse una hoja en blanco". ¿Trata sobre eso Cicatrices, sobre los nuevos comienzos después de las heridas?
- Sí, porque creo que es algo que nos ha pasado siempre a todos, que siempre nos asusta lo que nos podemos encontrar después. De hecho, muchas veces en nuestra vida -y creo que con los años nos arrepentimos-, seguimos en relaciones o con amistades que quizás sean algo tóxicas o no nos aporten demasiadas cosas buenas, simplemente porque nos asusta demasiado que lo que nos encontremos sea peor. Y creo que eso es algo que hay que ir perdiendo poco a poco.
- Muchos de los poemas incluidos en el libro tratan sobre la nostalgia, el amor perdido, el dolor... ¿Resulta más fácil escribir desde la tristeza que desde la alegría?
- Sí, por lo menos para mí, a título individual. Yo siempre lo digo y lo sostengo como una afirmación rotunda: yo no sé si sabría escribir cosas bonitas sobre felicidad y amor, porque no sabría desenvolverme en ellas. Siempre he ido de desastre en desastre, evidentemente siendo feliz en cada uno de mis desastres, y me sería muy difícil escribir sobre felicidad. Por otra parte, creo que cuando uno es feliz no necesita leer nada que le enseñe algo; en cambio, cuando escribo desde la tristeza creo que puedo ayudar, en primer lugar a mí y en segundo lugar al resto de personas que me leen, a sobrellevar mejor ciertas circunstancias difíciles de la vida. Por eso me gusta tanto escribir triste, soy el poeta triste.
- En ese caso, ¿escribes menos cuando estás en una relación estable y feliz?
- Una relación estable y feliz... ¿Qué es eso? (Risas). Sí que te puedo asegurar una cosa: aunque tenga una relación y esté feliz con alguien es muy raro que yo escriba poemas hacia la persona con la que estoy. De hecho, puedo poner como ejemplo mi caso actual, y tengo dos o tres poemas escritos hacia la persona con la que estoy, nada más. Sí que hay días que me apetece escribirle, pero son días muy puntuales. En cambio, sobre cosas que no tengo o sobre cosas que he tenido, me puedo pasar todos los días escribiendo.
- Escribes sobre el recuerdo.
- Sí, muchísimo, es donde más me lucro escribiendo, con creces.
- Tu libro se compone de 145 cicatrices, es decir, 145 poemas que al fin y al cabo son heridas. ¿Duele desnudarse de esta manera sobre el papel?
- Creo que sí. En primer lugar, yo siempre lo digo, escribo las verdades entre líneas, por lo que hay muchísimas cosas de mí que me pueden asustar y que parece que no me asustan o que parece que no tienen tanta importancia y las digo como si nada, pero en el fondo yo sé la verdad y me duele un poco escribirlas. Pero sí que es verdad que con el tiempo yo mismo a la hora de escribir me curo un poquito las cicatrices, es como una forma de abrigarme a mí mismo, es como ver un reflejo mío en el espejo. En papel veo lo que hay dentro de mí, no la parte física.
- ¿Podríamos decir entonces que la poesía es una manera de sanar las heridas, como una especie de terapia emocional?
- Sí, perfectamente, es una forma de entender lo que hemos vivido. Si te limitas a vivir algo y centrarte solo en lo malo, si no intentas entenderlo y aprender algo de ello, está claro que no te va a enseñar nada. En cambio, al escribir sobre ello, al pensar sobre ello, a mí personalmente me ayuda a entender lo que viví y también lo que quiero vivir en un futuro. Me ayuda muchísimo porque es una forma de autocrítica, de hacer psicología de mí mismo.
- ¿Crees que también puede servir de terapia para el lector?
- Sí, además lo tengo comprobado, porque soy una persona muy cercana al lector, dedico muchísimas horas al día a contestar a sus mensajes. Esto lo hago porque lo disfruto muchísimo y también porque me hace muy feliz ver cómo les puedo ayudar, no solo con lo que escribo, sino con las palabras que tengo tiempo de intercambiar con ellos. Y por eso, veo muchísima gente a la que le he cambiado la vida con palabras y eso, hablando en plata, es un flipe.
- Al final, muchos de tus poemas son reflexiones sobre tus propias experiencias, aunque contadas de forma bonita. ¿Qué crees que tienen esas reflexiones para que calen tan hondo en la gente?
- Yo creo que dan igual las palabras que utilices o el nombre de tus protagonistas, porque al final las circunstancias y situaciones son las mismas. Habrá cosas más específicas que quizás solo me gusten a mí o que solo disfruten un par de personas, pero hay otras cosas básicas que todos alguna vez hemos pensado. No creo que yo sea el único que eche de menos dar la mano a alguien cuando eres un niño y considerar esa mano la cosa más hermosa del mundo. Creo que, tengas la edad que tengas, siempre te va a invadir la nostalgia al pensar en ello. Lo puedo adornar como quiera, pero la base, que es el hecho de dar la mano a alguien, es algo con lo que la mayoría de personas se van a sentir identificadas.
- "Escribo poesía como quien respira", dices en tu biografía de Instagram. ¿Te resulta así de fácil escribir poesía?
- De momento sí y toco madera. Yo no domino ninguna técnica de escritura ni tengo estudios para escribir con un vocablo increíble ni nada por el estilo; al contrario, soy muy humilde respecto a esto porque es la realidad. Pero sí que considero que una virtud que tengo es que al hablar sobre cosas que me han pasado no tengo que tirar de imaginación, no tengo que inventar versos bonitos, simplemente todo fluye porque me pongo en la situación de ese pasado del que tanto hablo y del que tantos recuerdos rescato. Me imagino en la cabeza todo lo que viví y me sale todo, todo fluye hasta el punto en el que pienso "tengo que parar y acabar ya este poema".
- ¿Por qué empezaste a escribir poesía?
- Escribir llevo una burrada de años escribiendo. Y poesía, va a sonar muy típico, pero empecé por una mujer que no fue un amor correspondido y necesitaba sacar todo ese dolor, típica cosa, te ocurre una cosa mala que aunque no sea muy grave al final saca otra cosa que tenías enterradas y necesitaba otra vía de escape. Además, un dato curioso, antes de escribir mi primer libro de poesía estuve dos semanas escribiendo en narrativa simplemente emociones y pensamientos que evidentemente no van a ver la luz nunca porque eran simplemente lo más personal que llevaba dentro. Y eso fue lo que me ayudo a conducirme hacia lo que actualmente escribo.
- ¿Alguna vez creíste, en tus inicios, que tu poesía podría llegar a tanta gente?
- Pensarlo sí, creérmelo no, que son cosas bastante diferentes. A mí me gusta mirar todas las perspectivas posibles: las cosas que pueden salir mal, la expectativa más realista, los sueños más surrealistas que se me pasan por la cabeza... Me gusta mirarlo todo con muchísima perspectiva y paso a paso. Evidentemente, puedo llegar muy lejos y disfrutar muchísimo mirando, pero la parte donde más disfruto es por el camino. Si me preguntas cómo me siento actualmente, te diría que como un niño pequeño soñando.
- ¿Cómo fue el proceso de pasar a escribir por desahogarte a publicar tu primer libro de poemas?
- Creo que el punto de inflexión fueron mis pobres amigos, que aguantaban mis reflexiones, que es lo que más escribía hace muchos años, y después empezaron a aguantar también mi poesía, escribiendo a Ella, mi primer libro. En aquella época en ningún momento tenía intención de publicar aquello, porque el libro era un regalo para ella, que nadie más iba a leer. Pero al ver que a mis amigos les gustaba, que les hacía pensar y que se encontraban reflejados en lo que yo escribía, me fui animando y pensé que a alguien más le podría gustar. Ese fue el inicio, si ningún amigo me hubiera dicho que le gustaba, probablemente no tendría dos libros.
- La poesía está sufriendo un gran resurgimiento en los últimos años, especialmente entre la gente joven. ¿A qué crees que se debe?
- Creo que una de las razones principales es que la poesía está llegando a gente que hasta ahora no leía nada, gente que igual no disfrutaban la lectura porque no les atraía o no veían la forma de verse reflejados en ella. Pero actualmente están viendo que la poesía contemporánea, que habla de situaciones cotidianas con versos más sencillos o más complejos, es algo en lo que pueden sentirse reflejados, que les ayuda, les gusta, les hace acordarse de alguien o entender su dolor, y todas las personas disfrutan de eso. Yo mismo disfruto mucho leyendo poesía y leo poemas tras los que pienso "este poema es precioso, que reflejado me acabo de sentir". Por eso creo que una de las razones principales es esta, mientras que la otra, por supuesto, son las redes sociales. Las redes son las que han puesto el escaparate y sin este escaparate la gente que pasa por la calle no te ve, eso es un hecho.
- Eres muy activo en las redes sociales. ¿Crees que son una herramienta imprescindible para un escritor actual?
- En este género en concreto yo diría que sí, la brújula actual de la poesía contemporánea son las redes sociales, por eso estoy convencido de que no es vital pero sí que es importante. En otro tipo de géneros, como las novelas, sabes que la gente lo va a comprar igual y lo va a seguir leyendo aunque no tengas redes sociales, pero con la poesía es diferente. Al conectar con un público que suele estar alejado de la lectura necesitamos medios a través de los cuales ellos nos conozcan, y qué mejor escaparate que las redes sociales, donde la gente joven pasa tantas horas.
- ¿No existe cierta presión a tener que publicar diariamente en Twitter o Instagram? ¿Qué pasa si durante unos días no fluye la inspiración?
- Eso depende de la mecánica que tenga cada poeta. Yo voy por etapas, hay días que simplemente subo fotos o extractos del libro, otros días escribo frases sencillas que reflejan estados emocionales... Últimamente estoy subiendo ilustraciones que me chiflan y simplemente al mirarlas escribo un poema y lo publico, y eso está gustando bastante. Pero igual dentro de una semana no me encuentro tan inspirado y prefiero seguir subiendo fotos del libro. Lo que no hago jamás es obligarme a escribir; de hecho, hay días que escribo muchísimo, no me gusta nada de lo que escribo y lo dejo a mitad, y puedo pasarme muchos días así, sin que me convenza nada.
- ¿Es positiva la constante interacción con los lectores que te proporcionan las redes sociales o a veces recibes comentarios que preferirías evitar?
- Tengo la teoría de que tener haters siempre es una buena señal, de hecho, cuando llevo una temporada en la que no los tengo lo echo mucho de menos. Siempre hay autocrítica debido a ciertos comentarios de personas a las que sí que les doy mucho valor, porque yo respeto mucho la opinión de los demás y me ayuda a mejorar, pero también hay gente que simplemente es dañina y te insultan sin ningún tipo de argumento ni fundamento. Pero a pesar de eso, la interacción me parece positiva, aunque haya casos aislados de personas sin demasiada inteligencia que actúen de esa manera. Yo disfruto mucho conectando con los lectores, me divierto mucho, aprendo mucho de ellos y espero que ellos de mí también.
Cicatrices
Autor: Ángel Zero
Editorial: Editorial Planeta
Páginas: 288
Edición: rústica / ebook
Precio: 12 / 8 euros
- ¿Qué te gustaría que sintieran los lectores al leer tus poemas?
- El mensaje que me gustaría que quedara siempre al leerme es que el dolor es algo que no vamos a poder evitar, pero que sonreír es importante, y que aunque tengamos un día malo hay que buscar todas las fuerzas para sonreír. Creo que ese es uno de los pilares de mi vida. Siempre digo que soy una persona que considera que la tristeza es la base de la vida y que eso no es malo, sino que es bueno, pero que necesitamos pinceladas de felicidad todos los días. Habrá días que nos cueste mucho, pero necesitamos sonreír con cualquier cosa, y eso es para mí lo más importante, porque creo que si aplicas eso al trabajo, al amor, a las amistades, a todo, eres muchísimo más feliz.
- ¿Tienes algún autor que te haya servido de referente o inspiración?
- La verdad es que veo como escribo yo y como escribe el resto y me veo muy diferente. Pero sí que es verdad que cuando empecé a escribir poesía, cuando simplemente tenía un montón de sentimientos sin ordenar, leí dos libros de poesía: Casi sin querer, de Defreds, y Grecia, de Irene X. Son dos estilos muy diferentes que no tienen nada que ver, porque Irene es muchísimo más metafórica y Defreds es mucho más sencillo pero intenso. Así que viendo como lo hacían ellos decidí coger mi estilo propio, sabiendo que más o menos iba por el camino correcto. Realmente no considero que tenga influencias, igual estoy juzgando mal, pero es así.
- Tu libro tiene un prólogo escrito por Rayden y está recomendado por Marwan. ¿Qué se siente al tener a dos padrinos de este nivel?
- La verdad es que el prólogo de Rayden me parece increíble, porque es una persona a la que admiro mucho, tanto a nivel personal como sus libros y su música, que me pierde. En mi primer libro el prólogo lo escribí yo y en este segundo también iba a escribirlo yo, porque hay una cosa que no me gusta nada de los prólogos y es que muchas veces me gustan más que el propio libro y eso es un problema; me pasa por ejemplo, con los prólogos de Benjamín Prado, que es magistral escribiéndolos. Siempre me asustó que el prólogo vendiera de una forma muy prepotente mi libro en vez de hacerlo de forma sincera, pero Rayden ha dado en el clavo, con total sinceridad y objetividad. Me ha encantado su prólogo porque sobre todo ha referenciado cosas sobre mí más que sobre el propio libro.
Y respecto a Marwan qué puedo decir... Me ha enseñado muchísimo como persona, muchas cosas que ahora utilizo para escribir poemas me las ha enseñado él. Es una persona increíble que me llena muchísimo y sigo sin creérmelo, estoy como un niño el día de Reyes.
- Parece que actualmente vivimos una época de fugacidad emocional, en la que cada vez cuesta más encontrar el amor con mayúsculas, en la que todos queremos ser fuertes e independientes y rechazamos el romanticismo. ¿A qué crees que se debe?
- Yo creo que es por la sociedad actual, que casi nos obliga o nos incita a la fugacidad. Conocemos a personas en redes sociales o en plataformas específicas para ligar y el hecho de que internet haya aparecido y haya crecido tanto lo que hace es que busquemos más bien conexiones físicas en vez de pararnos a conocer realmente a una persona durante meses o años y sentir una conexión a lo largo del tiempo. Cuando buscas una conexión tan temprana es evidente que el amor va a ser fugaz y que no va a haber lazos más allá de una pura necesidad emocional y fisiológica, que es mi punto de vista de la mayoría de relaciones que tiene la gente.
- Tal vez por eso sea más necesario que nunca hablar sobre el amor.
- Bueno, yo también hablo de lo otro (risas). De hecho, en Cicatrices y también en Ella tengo miles de referencias a que yo nunca me he enamorado y es una cosa que defiendo a capa y espada. Es decir, no vendo el idealismo que venden las películas ni muchos libros, yo vendo la realidad que yo he masticado y he palpado en mi vida. La gente se puede enamorar y está en todo su derecho, yo no voy a juzgar nunca a nadie que lo haga, pero creo que el amor es mucho más amplio y hay muchos más campos que estudiar y yo intento hablar de ellos a ver si alguien me hace caso y experimenta más cosas. Por ejemplo, tengo un poema que habla de algo a lo que creo que mucha gente no le da importancia, pero para mí sí la tiene, y es que odio las conversaciones banales; me gusta la gente profunda que habla del universo, que te cuenta toda su vida sexual, todas sus relaciones, y te las cuenta con humor, de manera que llegas a conocer a esa persona, sus miedos, sus sueños... Para mí eso es conocer a una persona, eso es llenarme, no saber cuál es su plato favorito, su color favorito, qué estudia o en qué trabaja, todo eso son cosas muy banales. Esto son pequeños consejos que yo voy soltando, a ver si alguien me hace caso.
- Dices que no te has enamorado nunca, ¿pero podría decirse que eres un enamorado del concepto del amor?
- Soy más bien un adicto, para mí es una droga, no puedo evitar dejar de vivir historias con personas. Aunque a veces me queje, al final siempre sigo ahí, me quejo pero me río, voy muro tras muro y, como te comentaba antes, aunque tenga cicatrices o desastres yo soy feliz en todos ellos, siempre.
Sandra Alquézar es Graduada en Periodismo por la UZ. Trabaja en la sección digital de El Periódico de Aragón y colabora en Redaragon. Lectora voraz, escritora aficionada, consumidora incansable de música y cinéfila.
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